CORAZÓN DE MIMBRE
Quieto parao, no te arrimes, ya son demasiados abriles
para tu amanecer desbocao, mejor que me olvides,
yo me quedo aquí a tender mi pena al sol
para tu amanecer desbocao, mejor que me olvides,
yo me quedo aquí a tender mi pena al sol
en la cuerda de tender desolación,
luego empezaré a coser te quieros en un papel
y a barrer el querer con los pelos de un pincel...
Y en cuanto acabó de zurcir las heridas de
las noches mal dormidas llegué yo
y le llené de flores el jergón para los dos,
sin espinas, de colores, que se rieguen
cuando llore y cuando no,
luego empezaré a coser te quieros en un papel
y a barrer el querer con los pelos de un pincel...
Y en cuanto acabó de zurcir las heridas de
las noches mal dormidas llegué yo
y le llené de flores el jergón para los dos,
sin espinas, de colores, que se rieguen
cuando llore y cuando no,
las sulfatamos con nuestro sudor,
y me confesó, cuando quieras arrancamos
y me confesó, cuando quieras arrancamos
que en las líneas de la mano lo leyó,
que se acabó el que la quemara el sol,
pero se asustó, ¡como te retumba el pecho!,
tranqui, solo es mi maltrecho corazón,
que se encabrita cuando oye tu voz el muy cabrón.
que se acabó el que la quemara el sol,
pero se asustó, ¡como te retumba el pecho!,
tranqui, solo es mi maltrecho corazón,
que se encabrita cuando oye tu voz el muy cabrón.
Le hizo un trato al colchón,
con su espuma se forró el corazón,
que anoche era de piedra y al alba era de mimbre
¡que se dobla antes que partirse!