Quieto parao, no te arrimes, ya son demasiados abriles para tu amanecer desbocao, mejor que me olvides, yo me quedo aquí a tender mi pena al sol
en la cuerda de tender desolación, luego empezaré a coser te quieros en un papel y a barrer el querer con los pelos de un pincel...
Y en cuanto acabó de zurcir las heridas de las noches mal dormidas llegué yo y le llené de flores el jergón para los dos, sin espinas, de colores, que se rieguen cuando llore y cuando no,
las sulfatamos con nuestro sudor, y me confesó, cuando quieras arrancamos
que en las líneas de la mano lo leyó, que se acabó el que la quemara el sol, pero se asustó, ¡como te retumba el pecho!, tranqui, solo es mi maltrecho corazón, que se encabrita cuando oye tu voz el muy cabrón.
Por eso amigo tú alza la voz,
di que nunca pediste opinión
si es verdad que existe un dios que trabaje de sol a sol
Ponte en pie
alza el puño y ven
a la fiesta pagana
en la hoguera hay de beber
de la misma condición
no es el pueblo ni un señor,
ellos tienen el clero
y nosotros nuestro sudor
Si no hay pan para los tuyos
y ves muy gordo al abad,
si su virgen viste de oro,
desnúdala
Cómo van a silenciar
al jilguero o al canario
si no hay cárcel ni tumba
para el canto libertario.
Cansado,camina mirando el suelo. ¿Buscas algo que se te haya perdido? Que no me sigues el hilo, en esta historia hastiada. Que estoy cansada. Es el ego lo que se te ha caído, y en sus besos no encontrarás consuelo.