Es uno de esos
príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para
transformarse en sapo. Imagina que me evaporaré si me toca y que, si no
lo hace se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no
sabe ni cómo subirse. Es uno de esos príncipes que harían bien
manteniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que los
habitan, ignora que todos los cuentos son mentiras, aunque no todas las
mentiras son cuentos. Los príncipes no son azules y las durmientes,
aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño.
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